martes, 20 de mayo de 2014

Confesiones de una fulana



Allí dentro siempre es primavera
aunque nunca he visto flores.

Para llegar al puticlub hay que bajar escaleras.

"Es el inframundo" me dice un hombre que sube.

"Como el Gato Pardo no había nada...", añade
lamentando el cierre de aquel putiferio
famoso por su brasileña
de metro noventa,
ciento veinte de pecho
y sorpresa entre las piernas.

Yo nunca he pagado por follar,
y no porque sea atractivo
o porque vaya sobrado.

Ellas prometen hacerte volar en veinte minutos
por unos módicos cincuenta euros
y pensándolo bien
el puenting es más caro
y yo tengo vértigo.

Pero para putas
ya me tengo a mí.

Rose Marie es la mejor de todas,
la primera vez que la conocí
un amigo le pagó cincuenta euros
para que me subiera a la habitación
y terminamos haciéndonos una botella de champagne
en un reservado.

Domina a la perfección el francés
a pesar de no saber hablarlo
y traduce los gestos de los hombres casados
en gemidos de soprano.

Siempre he creído
que esperar algo de alguien
es la antesala a la decepción.

Menos con Rose Marie.

Los que se acuestan con ella
siempre desean repetir
y coinciden en que el último
siempre fue mejor que el anterior.

A los tres minutos produce los primeros espasmos de placer,
a los cinco los gritos retumban contra los cristales
y a los siete la mayoría están saliendo por la puerta
deseando hacer cola
para volver a entrar.

Algunos presumen saber
que Rose Marie
es la causa de muchas guerras;
que es protagonista de al menos
ocho novelas de éxito
y otros muchos poemas desesperados;
que ha rechazado más peticiones de mano
que la propia Marilyn;
y que Romeo no se suicidó por Julieta
y es otra cosa la que nos cuentan.

Rose Marie es la más puta
de todas las putas.

"Si las putas fueran flores
nunca acabaría la primavera",
me dijo una vez.

También que "la noche es de los poetas, las putas y los que sufren por amor",
"y al menos eres dos de esas cosas", añadió.

Aún no sé realmente qué dos.

Y qué contradicción que puta
sea precisamente
la palabra más fiel del diccionario.

Cuando la mencionas
no da lugar a dudas.

Rose  es el París de los románticos,
La Meca de los musulmanes,
la Suiza de los evasores de impuestos.

Lame los miedos de los hombres
como si fuese un helado de vainilla
y todos salen de la habitación
con la mirada perdida
y un brillo que parece eterno en sus ojos.

Marie me pidió que os lo contara.

Pero, en fin, como decía Ernesto:
Creo que debo salir de este poema
o me voy a morir de romanticismo.

viernes, 2 de mayo de 2014

Mensaje en un botella lanzado a un mar de dudas

Maldito diario: Mi corazón ha perdido la cuenta
de los días sin sus caricias
y mis zapatillas la de los pasos
que hay hasta su cama.

Ahora la oscuridad
huele a su perfume
en el lado derecho de la cama.

Cada vez que pido un deseo
digo su nombre en voz baja
y soplo cirios consumidos,
corro las cortinas que la esperan
y deshago una cama huérfana
que no reconozco desde que no está.

Maldito diario: Tengo la cama revuelta
y también el corazón.

Ando perdido,
como quien busca una puta con regla.

No sabes el dolor
que me crean sus silencios;
el hueco de su pijama
en mi cajón;
la soledad
que empieza con su ausencia.

Maldito diario: Ya ni la poesía
sirve para perdonarme.