miércoles, 22 de enero de 2014

Si no probase tus labios nunca sería

Ya sabes, querida,
cuando estamos acostados en la cama
el amor me sabe a coño,
tus gemidos me parecen música
y los besos la droga más dura.
A mi los caminos no me llevan a Roma
sino que van directos a tu entrepierna.
Hoy llevo dos ‘te quieros’
y tantas mentiras
como copas bebidas,
y ya he perdido la cuenta de ambas.
Cómo decirte que mañana,
que ya no estarás,
me sobrará cama y me faltarán besos.
Que la vida me pasará a una hora por segundo
y que dormir no dependerá
del cansancio por el sexo
sino de las farmacias de guardia.
Que si no estás hasta el mismo verano
me sabe a copa aguada
y a beso de despedida.
Que mañana ya no habrá nadie
que me desnude los miedos y las penas
que llevo por autovías directas al pecho.
Hoy tengo la cama revuelta
y también el corazón,
así que coge esa bala, apunta al pecho
y ahórrame sufrimiento.
Espero que sepas dónde lo tengo,
porqué sólo vas a tener una oportunidad.

domingo, 19 de enero de 2014

Lo que da una visita al médico



Ayer empecé mi huelga de buenas noches, 
demasiadas sin ser buenas.
En general demasiadas noches

desde que el insomnio
decidió ser compañero de cama
sin si quiera preguntar.

"El problemas lo tiene usted ahí dentro"
me decía el médico

mientras señalaba mi cabeza.
Y sí, lo jodido siempre está en la cabeza,
hasta en el amor,
el corazón, queramos o no,
está sobrevalorado.

"¿Hay algo que le inquiete?".

Esa pregunta me hace recordar demasiado.


Me inquieta el que te fueras
sin ni si quiera haber llegado;
que la facilidad con la que te quiero

no la tenga para quererme a mi;
que lo que más me gustaba de mi
era el contigo,
y ahora, lo que más odie de mi
es el sin ti.

Eso, me inquieta.


Temo olvidar dormir
como temí que mi piel
dejase de oler a la tuya.
Últimamente todo aquello que temo

se convierte en verdad
y todo lo que deseo que sea verdad
termina siendo palabras,
o silencio.

Y me siento muerto
en este lado de la vida,
preguntándome si estará lloviendo
también en tu habitación.

Una vez me dijiste
que las palabras lo estropean todo
y yo empecé a escribir.

Y a estropearlo.

Los escombros de Hiroshima
son una broma
comparado con lo que tengo por dentro.

"¿Qué le pasa?" insiste el médico.

La vida es lo que pasa.

jueves, 16 de enero de 2014

Lo que se me pasa por la cabeza desde que te levantas hasta que suena el portazo



Lo peor del insomnio

es que no me desvele a tu lado.

Cada mañana que te vas

añado una muerte más a la lista de suicidios
y cada noche que vuelves resucito.

Llevo más muertes de las que un gato soportaría
y más resurrecciones de las que cualquier Dios permitiría.

Según la intensidad con la que cierras la puerta
sé cuánto tiempo tardarás en volver.


Antes lo medía por la cantidad de insultos
que me dedicabas antes de salir por la puerta,
pero ahora es todo silencio
y ayer el portazo sonó muy 'pum' y poco 'clac',
y eso no es bueno.

Y es cuando lloro hacia dentro,
porqué hacia fuera ya no sé

desde aquel día de verano en el que te fuiste,
como las nubes estaban de vacaciones
tuve que poner yo todas las lágrimas,

y ya no me quedan más.

Desde ese día el placer viene
con una dosis de dolor,
a veces de odio,
a veces de arrepentimiento,
otras de frustración.

Pero cuando te quedas desnuda

todo desaparece
y es como estar en una burbuja
mientras el mundo arde
a nuestro alrededor.
Como cebarse a pedradas
con el banco que te ha estafado,
o tal vez no tan bonito.

Y yo me olvido de lo desastre que soy,
e incluso ignoro lo poco que me quiero
cuando tu no estás.

Pero el caso es que últimamente

han habido demasiados 'pums'
y muy pocos 'clacls'
y eso es jodido.

Y para olvidar ya me tengo a mi mismo,
porqué el alcohol nunca me ayuda,
sólo me hace olvidar otras cosas,
cosas que ahora no recuerdo
pero que no son tu.
Cuando se trata de ti
nunca pierdo la memoria
lo único que pierdo
es la maldita sensatez.

Tengo miedo de perder lo poco,
lo mínimo,
lo minúsculo
que me queda de ti,
porqué eso sería
perder lo único que me gusta de mi
y eso sí que sería jodido.

No sabes lo inaguantables que se me hacen ahora

las películas que antes hubiese visto contigo
y no sabes lo inaguantable que soy para mi mismo
desde que son 'pums' y no 'clacs' 
los que ponen música a la puerta
cada mañana que te vas.

Antes al menos me dedicabas algún insulto
con el que odiarme y culparme
pero ahora sólo queda silencio,
que es aún peor,
y yo pensaba que esa mudez
se debía a que tus labios estaban enamorados
el uno del otro y no querían separarse,
pero no.

Ahora, que hace tiempo que no hay ni 'clacls' ni 'pums',
la oscuridad huele a tu perfume
en el lado derecho de la cama
y la soledad a camisa de barucho.
Las copas saben a domingo
y los besos de otras a mentira.

Cuando te vas ya no me queda nada bonito
sobre lo que escribir, 
porqué todo lo bonito se va contigo
y yo me quedo con los cajones vacíos
y con canciones a las que odiar.


En fin querida, no me hagas caso
y vete ya,
pero mientras caminas hacia la puerta
ódiame e insúltame todo lo fuerte que puedas,
eso sí, cierra despacio,
no se vayan a despertar los vecinos.




martes, 14 de enero de 2014

Sobre algunas cosas que no te digo por miedo a que me mandes a la mierda

1.

He fingido no amarte más que las putas sus orgasmos.

2.
Todas las drogas que he probado crean menos adicción que tus besos.
3.
Que el aire no me sirve de nada
si no es para levantar tu falda;
o el frío si no es para taparnos juntos
y apretarnos en la cama;
o el calor si no es para sudar juntos.
4.
Los caminos nunca me han llevado a Roma,
me llevan a ti.

5.

El insomnio no me importa
si me desvela junto a tu cuerpo.

6.

Que de gemir haces canción
y del sudor vino caro.
7.
Que cuando no estás me gusto muy poco.
Que la vida me pasa a una hora por segundo
y que el vértigo ya no depende de las alturas
sino de lo lejos que estés.

domingo, 12 de enero de 2014

De todo lo que pudimos ser y no fuimos


Eres mi peor pesadilla.

Hoy te he soñado para crear
una irrealidad
donde no se fingían orgasmos,
donde sé amarte bien,
se darte los besos que te mereces
y tu los que me debes.

Donde me cuidabas de mi mismo,
porqué ya sabes: soy mi peor enemigo,
lo peor que me va a pasar en la vida.

Me paso el día hablando
con todo lo que no tuve,
con todo lo que perdí y abandoné,
con el lado desierto de la cama,
con el vacío de los cajones
y con papeles que mienten
más que dicen.

Antes al menos éramos nuestro desastre,
ahora echo de menos eso que me decías
"somos nuestro clavo ardiendo
y aún así no nos quemaremos".

Y ardimos.

Ahora mis cicatrices contienen más recuerdos
de los que yo mismo puedo recordar
y más olvido del que este cuerpo puede soportar.

No hay manera de olvidar tu olvido.

Y desde aquí arriba la vida sin ti
continúa dándome el vértigo de siempre,
en cambio, la vida sin mi,
ahora que la tengo a un paso al vacío
me resulta hasta atractiva.

Sin ti no es jugarse la vida,
es jugarse la muerte.

Y aún así seguiré soñando
que pudimos ser eternos.

sábado, 11 de enero de 2014

Dispara, que no llevo chaleco antibalas

Cuando el amor te sabe a sangre,
a derrota, 
a herida 
y a sal.

Cuando sólamente querer no te basta,

cuando un 'te amo' se te queda corto,
cuando deseas que 'amar' deje de ser palabra
para que pase a ser verdad.

Cuando perdonarías hasta que te hiciesen el amor con calcetines.

Cuando ella se cuela en tu pecho y no te deja respirar,
cuando al verla sientes vértigo y miedo a la vez,
cuando todos los caminos no te llevan a Roma sino a ella.

Cuando te pasa todo eso, amigo,

estás jodido.

martes, 7 de enero de 2014

De verte sonreír y otras delicias

Más de 2.500 días me ha costado un beso tuyo.
Y ahora entiendo porqué se hizo tanto de rogar,
porqué las cosas grandes tardan en llegar y,
en aquel entonces, ni lo hubiese entendido.

Con tu vestido apretado
regalabas erecciones por doquier
a hombres con sueños imposibles
y con tus tacones de acariciar el suelo
fetiches nunca antes conocidos.

Darte un beso en la discoteca más roñosa
se convierte en el capítulo más romántico de Romeo y Julieta
si es contigo.

Es impresionante lo que consigues hacer con el paisaje
sólo con tu presencia.
De los gemidos haces una canción pegadiza
y del sudor un vino caro.

Ayer te confundí varias veces con la Luna,
tu ponías el brillo y yo el suspiro.

Y me quise quedar a vivir allí,
donde tu vestido se convertía en piel,
y la piel se convertía en península,
y la península en mar
y el mar en tus labios
pegados a los míos,
allí.

También te confundí con la primavera,
porque resucitabas todos mis deseos marchitos
que arrastraba desde que un día me abandoné
y me follé a la suerte.

Ayer al verte, al hallarte en tus labios,
fue como reencontrarme con el camino que creía perdido, eso es.

Y dejé de fingir que era primavera
porqué las flores ya las ponías tu.

lunes, 6 de enero de 2014

Standby



Hace exactamente 158 días que no llego tarde a ningún sitio, no porque sea puntual, sino porqué ya nunca me esperas.


Hoy he visto a Ángel
desvelando a la noche
en un descampado abandonado.

"¿Hasta cuándo es sensato esperar a la chica en una cita?".

Y le he mirado con cara de pez.

"En serio, soy muy malo con estas cosas...".

Y yo quise darle un cigarro
y sentarme a su lado, como un buen amigo,
pero me he acordado
de que no fumo.

"Son las diez y quedamos a las ocho y media de hace un año exactamente, y aún no ha venido. Y me empiezo a cansar, un poco solo. Y es que claro, me dijo que lo nuestro era para siempre...".

Y quise decirle que siempre
es la palabra más puta del diccionario,
que sólo sirve ara eternizar un momento.

Que siempre nunca es siempre.

Pero callé y me senté a su lado.

"Toma, ¿quieres uno?". Y me dio un cigarro.

"¿Esperas a alguien?, pareces triste...".

domingo, 5 de enero de 2014

De los caprichos del destino y otras formas de dolerme



Justo viene el año nuevo

cuando empezaba 
a acostumbrarme al anterior.

Me hacen despedir un año
cuando aún no sé
ni despedirme bien de la gente.

Qué desastre, joder.

Eso de hacer resumen temporal
y recuento de mis promesas incumplidas
se me da fatal.

Porqué no nos engañemos:
¿Quién ha conocido
algo más infiel que las promesas?.

Y aún así yo las hago
para recordar que el año
ha sido algo más
que un mal sueño
y que, de vez en cuando,
me ilusiono por algo más
que por tratar de no atragantarme
con las malditas uvas.

Que me emociono por volver a ver tu sonrisa de eclipse
o por sentir tus pechos en mis manos,
por ejemplo.

Si el nuevo año nos diese de verdad
tres deseos como el genio de la lámpara
todos llevarían tu nombre en mi postdata.

Aunque yo, con una palmadita en la espalda
y con que me digan que no lo he hecho tan mal
tiro para todo lo que va de año
y si me regalas un beso tuyo
ya me puedo morir feliz.

Pero no, el destino siempre es un cabrón
que quiere matarme tarde y mal.

Al igual que ha querido hacer
que me enamore de tus defectos
más que de ti misma;
o que mi dialecto favorito
sea el idioma de los besos
que ya no nos damos;
que el destino también quiso
que asesinaras a ese chico triste
que tenía dentro
y que ahora ha querido revivir;
o que seas el amor de mi vida,
no porqué seas perfecta,
ni para siempre,
ni mucho menos mía
sino porqué he intentado matarlo
pero me ha terminado haciendo el amor
cada una de las veces
que he tratado de asesinarlo.

Menudo cabrón el destino,
y aún así,
con el odio que le tengo
con el miedo que me da
con su folio arrugado y manchado
donde escribe y ríe
cada uno mis tropezones,
aún así, le pido una cosa
para este año:

Quiero hacer contigo
todo lo que la vida
aún no ha inventado.

viernes, 3 de enero de 2014

De despedirme de ti y otras formas de dolerme



No sé cuánto hace que no te veo. 
Al menos nueve fiestas, 
cuatro bares diferentes 
y decenas de cubatas. 
Eso es mucho tiempo. 

Y tu recuerdo no me suele visitar, 
pero el insomnio de hoy 
ha resucitado esa noche 
en la que nos encontramos 
de puertas para dentro. 

Esa noche en las que las canciones 
hablaban de ti, todas en clave de Mi, 
el ron sabía a tu piel 
y tu caminabas contoneando el culo
con la soltura de siempre. 

Todo volvía a ser igual, 
pero sin el color de siempre, 
era la última de todas, 
creo que lo llamamos: 
despedida. 

No tuvimos que traducir los silencios 
porque directamente nos los comimos 
junto a los besos. 

Tú pediste ginebra y yo ron, 
y al quinto cubata 
me dijiste un ‘te quiero’, 
que no creí y bien que hice, 
aunque llevaba puesta la coraza 
mi corazón sí oyó esas palabras 
y a pesar de que quiso obviarlas 
alguna letra se me enquistó 
y creo que aún dura. 

Aún dura, 
como el olor de esa noche de junio 
estribadito en tu agujero 
cuando me dijiste que si quería bajar, 
ahí, donde tus piernas, 
y me lo dijiste tan dulce 
que no te pude decir que no. 

Y hoy, que la soledad huele a tu perfume 
en mi lado derecho de la almohada; 
que a pesar de ser agosto, 
todo el día ha sido invierno, 
frío y gris, 
me ha vuelto a la memoria 
esa noche sin brújula 
que vivimos como un baile 
a pesar de no saber bailar. 

Y claro, recuerdo todo esto, 
y me olvido de no quererte.