jueves, 16 de enero de 2014

Lo que se me pasa por la cabeza desde que te levantas hasta que suena el portazo



Lo peor del insomnio

es que no me desvele a tu lado.

Cada mañana que te vas

añado una muerte más a la lista de suicidios
y cada noche que vuelves resucito.

Llevo más muertes de las que un gato soportaría
y más resurrecciones de las que cualquier Dios permitiría.

Según la intensidad con la que cierras la puerta
sé cuánto tiempo tardarás en volver.


Antes lo medía por la cantidad de insultos
que me dedicabas antes de salir por la puerta,
pero ahora es todo silencio
y ayer el portazo sonó muy 'pum' y poco 'clac',
y eso no es bueno.

Y es cuando lloro hacia dentro,
porqué hacia fuera ya no sé

desde aquel día de verano en el que te fuiste,
como las nubes estaban de vacaciones
tuve que poner yo todas las lágrimas,

y ya no me quedan más.

Desde ese día el placer viene
con una dosis de dolor,
a veces de odio,
a veces de arrepentimiento,
otras de frustración.

Pero cuando te quedas desnuda

todo desaparece
y es como estar en una burbuja
mientras el mundo arde
a nuestro alrededor.
Como cebarse a pedradas
con el banco que te ha estafado,
o tal vez no tan bonito.

Y yo me olvido de lo desastre que soy,
e incluso ignoro lo poco que me quiero
cuando tu no estás.

Pero el caso es que últimamente

han habido demasiados 'pums'
y muy pocos 'clacls'
y eso es jodido.

Y para olvidar ya me tengo a mi mismo,
porqué el alcohol nunca me ayuda,
sólo me hace olvidar otras cosas,
cosas que ahora no recuerdo
pero que no son tu.
Cuando se trata de ti
nunca pierdo la memoria
lo único que pierdo
es la maldita sensatez.

Tengo miedo de perder lo poco,
lo mínimo,
lo minúsculo
que me queda de ti,
porqué eso sería
perder lo único que me gusta de mi
y eso sí que sería jodido.

No sabes lo inaguantables que se me hacen ahora

las películas que antes hubiese visto contigo
y no sabes lo inaguantable que soy para mi mismo
desde que son 'pums' y no 'clacs' 
los que ponen música a la puerta
cada mañana que te vas.

Antes al menos me dedicabas algún insulto
con el que odiarme y culparme
pero ahora sólo queda silencio,
que es aún peor,
y yo pensaba que esa mudez
se debía a que tus labios estaban enamorados
el uno del otro y no querían separarse,
pero no.

Ahora, que hace tiempo que no hay ni 'clacls' ni 'pums',
la oscuridad huele a tu perfume
en el lado derecho de la cama
y la soledad a camisa de barucho.
Las copas saben a domingo
y los besos de otras a mentira.

Cuando te vas ya no me queda nada bonito
sobre lo que escribir, 
porqué todo lo bonito se va contigo
y yo me quedo con los cajones vacíos
y con canciones a las que odiar.


En fin querida, no me hagas caso
y vete ya,
pero mientras caminas hacia la puerta
ódiame e insúltame todo lo fuerte que puedas,
eso sí, cierra despacio,
no se vayan a despertar los vecinos.




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