sábado, 1 de marzo de 2014

De (des)encontrarte y otras formas de dolerme

Ahora debes de estar bailando 
con alguien que me gustaría ser yo 
y amargando la noche 
a todas las chicas de la discoteca 
que querrían ser desnudadas 
por miradas que sólo se dirigen a ti. 

Sin ir más lejos, a mi 
hacía tiempo que sólo el frío me erizaba el vello, 
hasta que te vi con tu vestido 
mientras mi amor hacía autoestop 
al borde de un abismo 
y tú me recogiste. 

Y desde ese momento 
sólo creo en el amor cuando me miras, 
el resto del tiempo sigue siendo la misma mentira de siempre. 

Cómo decirlo... eres la anestesista de mi corazón, 
cuando clavas la mirada en mi, ya nada duele. 

Y dicen que tienes una sonrisa bonita 
pero yo sé que donde todos ven una sonrisa en ti 
yo veo un amanecer a la orilla del mar 
y donde ven tus ojos 
yo veo el brillo de la Luna. 

De tus pechos mejor no hablamos 
porqué aún no se han inventado adjetivos 
para describirlos, 
hasta decir 'perfectos' 
sería un insulto 
de lo corto que se quedaría. 

Me desenamoras de todas las mujeres a la vez 
y es tu culpa, 
eres mi clavo ardiendo, 
eres la venda en los ojos 
de un funambulista borracho. 

Mi (des)amor: 
Estoy cansado de llamar desamor 
a eso que todos llaman amor, 
o de llamar soledad 
a estar sin ti, 
porque para mi 
la soledad empieza con tu ausencia. 

Estoy cansado de deshojar margaritas 
leales a los 'noes', 
por eso te propuse que nos deshojásemos 
el uno al otro, 
aunque al final de la noche 
quedase un adiós y un beso 
con sabor a 'no'. 

Y fuiste flor y primavera, 
a pesar de que cuando desperté 
sólo quedaba tu aroma en mi piel 
y aunque el Sol ya lucía en la habitación 
la oscuridad se apoderó de todo. 

Aún así te espero, 
en aquel lugar donde empieza el eco. 
Te busco, 
y aunque sea en algún rincón 
de mi memoria, 
te encuentro.

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